Instructores de vivencias en positivo
¿Cuántas veces te han hecho daño en la vida? Estoy hablando de un daño intenso, como si un puñal te atravesara por completo. Seguro que no serán pocas.
Hace un par de años que una persona a la que quiero me dijo lo siguiente: “Nadie puede hacerte daño si tú no quieres”. Fue José Luis Vives, un auténtico lujo de profesional del coaching. Yo le contesté en aquel momento que la frase era muy bonita y que, como teoría, sonaba muy bien pero que la realidad era otra.
Aquel día, él me argumentó y me convenció de una manera absoluta. ¿Quieres saber qué fue lo que me dijo? Pues sigue leyendo…
Cuando en tu cabeza resuenan palabras duras que te han hecho daño, en realidad no son los demás los que te están hiriendo sino que eres tú el que te estás permitiendo sufrir.
Te pongo un ejemplo: yo tengo el pelo castaño; si fuese caminando por la calle y alguien me llamara diciéndome: “¡oye rubia!”, ¿crees que me daría la vuelta? Salvo que la llamada tenga lugar justo debajo de la ventana de mi despacho y se prolongue por muchos minutos, no me daría por aludida: no me siento identificada.
En cambio, si se dirigen a mí diciendo “¡gorda!” sí que me sentiré identificada y les otorgaré mi atención. Luego, ya veré si me enfrento a esa persona o acepto y afronto lo que me dicen.
¿Qué está pasando, entonces? Cuando alguien verbaliza alguno de tus miedos, ese miedo comienza a resonar en tu interior y se va agrandando paulatinamente. Las palabras que vienen de fuera son sólo un detonante, pero la bomba está en tu interior: son tus miedos.
Se trata, entonces, de desactivar tus miedos. Porque, hoy en día y gracias a las redes sociales, es muy sencillo que cualquiera pueda vomitar su mierda delante de ti. Pero, tienes que recordar algo fundamental: se trata de su mierda, no de la tuya. Así que, lo que puedes hacer cuando te llegue, es envolverla y devolvérsela. No te la quedes ni la guardes, ¡no!
Puedes, como dice el gran Mario San Miguel, añadir: “es toda tuya. Si quieres o necesitas que lo hablemos y que te ayude, podemos buscar la forma”; pero nunca te la quedas. Si lo hicieras, te haría daño.
A mí, personalmente, en momentos así me da por llorar. Puede que a ti también te pase. No hay problema: los lacrimales hay que limpiarlos de vez en cuando. Además, como es una señal de que has tocado fondo, enseguida descubres que sólo puedes impulsarte hacia arriba.
Por otra parte, recuerda que cuando la gente juzga y critica, sólo está hablando de sí misma en realidad. Es una forma de autodefinición. Te pongo unos ejemplos:
Si al pasear por la calle te molesta ver a una pareja besándose o metiéndose mano, lo que en realidad te molesta es que no te amen a ti.
Si un amigo se va de vacaciones y se lo echas en cara, lo que te molesta es que tú no te puedas ir.
Cuando le ofrecen trabajo a otra persona, lo que te molesta es que no te lo den a ti.
La clave está es la responsabilidad. Si nos responsabilizáramos de las cosas que están en nuestra mano hacer en vez de criticar el resultado en los otros, otro gallo cantaría. Pero pasar a la acción es más difícil que criticar, ¿verdad?
Por eso, quiero dejarte unos pequeños truquitos para que la próxima vez que te duela algo que otra persona diga sobre ti, evites el sufrimiento.
Piensa en lo que realmente te molesta de lo que se está diciendo. Estás localizando uno de tus miedos. Si somos conscientes de nuestros miedos, podremos trabajarlos.
Valora los aprendizajes realizados de manera que no vuelva a ocurrir lo mismo la próxima vez. Modifica lo necesario pasando a la acción. En otro episodio ya te conté cómo cerrar las grietas, te dejo el enlace aquí.
Diferencia tus mierdas de las de los demás.
No te quedes con nada que no sea tuyo, tampoco con las mierdas de los demás. Cada cuál debe realizar sus propios aprendizajes.
Asume de una vez por todas que no puedes gustar a todo el mundo. Y cuando te encuentres con alguien a quien no gustas, sé elegante y no les pagues con la misma moneda. Deja al universo que realice esa tarea.
Recuerda de nuevo: NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, PUEDE HACERTE DAÑO SI TÚ NO QUIERES.
Limpia tus lágrimas y quiérete un poquito más. Cuando lo hayas hecho, cuéntame qué vas a hacer hoy mismo por y para ti. Estaré encantada de leerte y de contestarte personalmente.
Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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