CUANDO EL MIEDO LLAME A TU PUERTA, ARRÁNCALE LA CABEZA

Sí, has leído bien el título de este episodio: si ves que el miedo se te aproxima, no le dejes ni un atisbo de esperanza, ni una oportunidad para que pueda hacerte daño; adelántate y pega tú el primer golpe, o el primer mordisco. Como prefieras hacerlo, pero ciérrale las puertas de tu corazón y cualquier rendija de la ventana de tu cerebro por donde se pueda colar. 

A veces escucho decir:  “un poco de miedo está bien, ¿no Rosa? Te ayuda a superarte…”. Eso no es miedo, es curiosidad e inconformismo. Quizás comparta algunos síntomas con el miedo como el temblor de las piernas, la taquicardia, etc. Sin embargo, cuando es sólo curiosidad sigues adelante y creces.

Los miedos sólo hablan de nuestras inseguridades y son creados, aprendidos. Sólo hay unas pocas excepciones en las que son congénitos y nos vienen de serie, desde que somos bebés: el miedo a las alturas y a los ruidos estridentes. El resto, desgraciadamente, han sido fruto de nuestra educación vital. 

De lo que hemos ido escuchando de forma machacona a lo largo de muchos años; también de lo que no hemos escuchado, porque la educación del silencio existe y puede ser muy poderosa: si no escuchas lo que vales, puede que llegues a educarte en la creencia de que no vales nada.

Así que, si no quieres seguir jodiéndote la vida ni la de los tuyos, debes formarte para desaprender tus miedos y convertirte en una persona más libre.

Ojalá me confunda, pero apostaría a que a lo largo de tan sólo el día de ayer te habrán llegado multitud de frases cuya intención era meterte el miedo en el cuerpo. Y seguro que han llegado a través de canales muy diversos: tus padres, tus amigos, el jefe, la prensa, la televisión…

Serían frases del estilo: “¿estás seguro?”, “¿tú entiendes bien de eso?”, “¿por qué no preguntas a alguien más antes de tomar una decisión?”, “¿no entiendo para tienes que matricularte a tu edad en nada?”

¿Quieres que siga? Porque podría tirarme toda la mañana y no haría otra cosa. Así que, como me imagino que ya te estás haciendo una idea, lo dejo aquí.
 Pues bien, ahora imagina que sumamos todos esos mensajes. Día a día, hasta completar todos los de tu vida. Lo raro sería que hubieras crecido sin adquirir los miedos que ahora tienes.

Si lo pensamos bien y hacemos un esfuerzo por resumirlos, nos daremos cuenta de tan sólo existen 5 tipos de miedo que nos terminan por joder la vida. Y otro más que nos paraliza mucho más de lo que nos creemos habitualmente. Vamos a repasarlos porque, conociendo bien al enemigo, seremos más eficaces al combatirlo.

  • Miedo a no llegar a fin de mes. Es el temor de no contar con el dinero suficiente para realizar las cosas que necesito o para permitirme aquello que me gustaría. Todo lo vemos como un gasto y eso es una creencia limitante: hay gastos que son inversiones en uno mismo y que podemos hacerlas rentar a nuestro favor, y no sólo desde un punto de vista económico. Un libro, un podcast o una formación son un claro ejemplo de ello.
  • Miedo a no gustar a nadie (síndrome de la máscara de Venecia). Es el temor de mostrar a los demás las partes que menos te gustan de ti. Comienzas por ponerte una máscara y, al poco, estás habitando la piel de alguien que no eres, viviendo una vida con la que no te sientes identificado.
  • Miedo a que te quiten la silla del poder y no seas indispensable. Es el temor a mostrar tus ideas o habilidades al mundo porque piensas que te las van a robar o a copiar. También se conoce como “síndrome de Gollum”, por lo del tesoro. Y ya sabes cómo acabó la historia y el recuerdo que tenemos del personaje. Las ideas mejoran si se comparten. Y, si tienes dudas, recuerda que la rueda ya se inventó hace mucho tiempo.
  • Miedo al fracaso. El temor a no dar la talla, a que algo no funcione. Sin embargo, al éxito sólo se llega por el camino del fracaso: es necesario fracasar muchas veces antes de llegar al éxito. Sólo que la mayoría de veces, lo que llamamos “fracaso” no lo es en realidad. Sólo se fracasa si no se aprende.
  • Miedo al cambio. El temor a abandonar tu zona de confort. Los cambios traen incertidumbre pero eso no significa que no se pueda disfrutar de ellos.

Todos hemos pecado de alguno, o de todos. Incluso, a veces, se alían entre ellos y nos atacan al tiempo. Pero, aun así, el miedo más aterrador y el que más nos bloquea es EL MIEDO AL ÉXITO. El temor a conseguir aquello que soñamos. Porque llegar a una meta nos desbloquea automáticamente la siguiente (como ocurre con las pantallas de los juegos de ordenador) y eso aterra y bloquea.

Incluso las personas que más te quieren van a tener miedo de tu éxito y te mandarán mensajes para evitar que sigas adelante. Piénsalo bien: son sólo sus dudas e inseguridades lo que escuchas. No son tus miedos así que no tienes que cargar con ellos.

Por eso, quiero darte un consejo: NO TE FRENES. No por competir con otros o contigo mismo, sino por CRECER contigo mismo. Y si tus allegados tienen miedos, recuerda que sólo ellos podrán gestionarlos; tú no vas a poder, por mucho que lo intentes.

De hecho, cuanto más éxito tengas, más envidias aparecerán. Como ogros dispuestos a destrozar tus sueños. Ese gente vive en la escasez. Si lo hicieran en la abundancia, sentirían admiración y no envidia; te preguntarían, de una forma sincera: “¿cómo hiciste?, ¿cómo conseguiste llegar hasta donde estás ahora?”. Querrían modelarte.

Así que,  cuando el miedo llame a tu puerta…arráncale la cabeza.

Y, aunque no me creas, haz “como si…”.

¿Te apuntas?

Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes. 

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