Instructores de vivencias en positivo
Te preguntarás por el número que aparece en el título de hoy. No, no es el número que saldrá en el sorteo de esta Navidad así que no enloquezcas buscando el boleto.
Te lo explico: es el número de días vividos y disfrutados en mi relación de pareja. Algo más de 23 años…
A pesar de lo costoso que resulta, esa actitud de contar cada día debería ser con la que afrontemos nuestra existencia.
Cuando se cuenta el tiempo en años, debido a la diferencia de magnitud, los días pueden parecer algo insignificante y terminar por no importarnos perderlos.
Por eso hay que vivir cada día de forma intensa. La vida es un acúmulo de días disfrutados. Tienes que conseguir que todos los días de tu vida cuenten para no terminar contando tus días.
Sólo nos damos cuenta del tiempo pasado cuando ya es demasiado tarde: cuando ha terminado una época o cuando ya no tenemos al lado a alguien querido.
No es lo mismo plantearte una relación de pareja, por ejemplo, a diez años que pensar que tu relación de pareja es el día hoy. No mañana ni pasado.
Aunque pienses que tienes toda la vida por delante con una persona, en realidad no sabes cuánto tiempo es el resto de tu vida.
Cada día cuenta. Y todos los días deberían de tener sus momentos especiales. Habrás oído lo de “no te acostarás sin saber una cosa más”, ¿has aprendido hoy algo?
No hace falta que sean grandes aprendizajes. No todos los días se hacen grandes descubrimientos. Debemos disfrutar con los pequeños aprendizajes de los que nuestros días están repletos sin que pasen inadvertidos.
Si fueses capaz de calcular el tiempo real que te queda por estar con una persona a la que quieres (en horas, minutos y segundos), como ocurre en el corto publicitario que te enlazo: “El tiempo que nos queda”, seguro que te quedarías helado (como los protagonistas del corto).
Pensamos que nos queda tanto tiempo por delante para hacer las cosas que queremos (ese viaje, esa llamada a un amigo, ese libro, esa película, lo que sea), que perdemos la perspectiva real.
Empieza a pensar en magnitudes de tiempo más pequeñas. Convierte las actividades que duran años en días; y las que duran días o semanas en horas. Y date la enhorabuena por el tiempo que llevas siendo padre, madre, hijo, hija, o lo que tú quieras…
Todos los segundos cuentan y ten muy presente que se te recordará por esos pequeños momentos.
Otra de las ventajas de esta manera de contar el tiempo así es que cada día se convierte en una entidad cerrada en sí misma y, si un día no ha sido todo lo bueno que queríamos o no hemos logrado nuestros objetivos, al día siguiente tenemos otro nuevo para estrenar y lograrlo.
Cada día tenemos la oportunidad de reinventarnos. De desaprender algo que haya quedado obsoleto en nuestra vida. De ser gente nueva y diferente.
No dejes que las hojas del calendario caigan sin más. Haz que cada día de tu vida cuente.
Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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