Instructores de vivencias en positivo
En muchas ocasiones nos olvidamos de que tenemos que seguir sintiéndonos vivos y perder el miedo a vivir y a disfrutar de todo lo que la vida nos puede dar.
Acabamos de atravesar (es más: yo diría que aún estamos atravesando) una situación que nos ha metido el miedo en el cuerpo.
Tanto que no nos atrevemos a dar un abrazo o un beso a esa persona a la que nos apetece achuchar desde hace tiempo. Nos aterra tanto morir que se nos termina olvidando que seguimos vivos.
¿Cuántas cosas no te has atrevido a hacer por miedo a dar el máximo? Y no sólo por lo hayas podido dejar de tener, sino principalmente por lo que has dejado de ser.
Recuerda el orden de la ley de la manifestación: ser-hacer-tener. Primero debemos saber qué somos para poder actuar en consecuencia y terminar teniendo los resultados acordes.
Te voy a hacer una pregunta que puede parecer sencilla pero que tiene “mucha miga” detrás: cuando quieres a alguien, ¿la quieres por lo que es o por lo que hace?
Pienso firmemente que a las personas se las debe de querer por lo que son. También deberíamos de dejarlas de amar por lo que dejan de ser y nunca por lo que hacen o dejan de hacer.
Ahora que tenemos el concepto más claro, me gustaría que te lo plantearas con respecto a ti mism@: ¿te quieres por lo que eres o por lo que haces?
Antes de responder, déjame añadir una coda a la pregunta: si de verdad te quieres por lo que eres, ¿por qué te juzgas continuamente por lo que haces y no por lo que eres?
Un bebé, cuando empieza a caminar, no tiene miedo a nada. Cuando tropieza y se cae, se levanta enseguida sin juzgarse y sin sentir las miradas incapacitadoras de los demás.
Recuerda que no vas a poder gustar a todo el mundo. No todo el mundo te va a querer así que deja de estar pendiente de las miradas de los demás (que se centran en lo que haces) y céntrate en lo que eres realmente para que puedas expresarlo al mundo.
Y da igual cómo seas, siempre vas a poder mejorar en algún aspecto. Pero el proceso de mejora continua (kaizzen) no debería ser desde la crítica exterior sino desde la búsqueda de tu excelencia. Con genuina curiosidad.
Estar vivo es enamorarte pero también tropezar; es leer y aprovechar un negocio que se te presenta; jugártela a decirle a una persona lo que sientes sin saber si vas a ser correspondido. Va a ser todo eso y mucho más.
De nada vale que luego te digas: ¿qué habría sucedido si yo hubiera hecho tal cosa? En el fondo es como decir: ¿qué habría sucedido si me hubiera atrevido a vivir?
Aquí no valen las excusas. Todos tenemos nuestras circunstancias y podemos encontrar la excusa perfecta con más o menos facilidad.
Las excusas están ahí, seduciéndote para que las abraces y te entregues a ellas. La clave está en poder sortearlas para seguir en la lucha de la búsqueda de tu excelencia.
Es cierto que si decidimos perder el miedo a vivir nos estaremos exponiendo a que nos sucedan cosas malas. Pero es que también nos puede suceder lo mismo o algo peor si nos quedamos sentados sin vivir.
Arriesguémonos a salir de nuestra zona de comodidad y dejemos que surjan nuevos problemas que nos obliguen a buscar nuevas soluciones. En eso consiste vivir, en seguir hacia delante.
No se puede ir en un Ferrari y pretender conducirlo a su máxima capacidad mirando sólo por el retrovisor.
El pasado ya pasó y, por mucho que nos quedemos mirando hacia atrás, no vamos a recuperarlo.
La diferencia entre los valientes y los cobardes no está en que los primeros no sientan miedo. La diferencia está en que, a pesar de que lo sienten, siguen dando pasos adelante (recuerda al bebé que sigue aprendiendo a caminar a pesar de caerse mil veces).
¿Cuándo dejaste de ser como ese bebé que desborda ganas de aprender y de vivir?
El éxito de tu vida está un paso más cerca si decides dar ese paso al frente.
Lo único certero en la vida es que se va a terminar: todos moriremos. Pero, como no sabemos qué día será, no debemos quedarnos con los brazos cruzados a esperar que llegue.
Te quiero regalar un consejo: haz un listado de todas las cosas que no has hecho en la vida porque el miedo a vivir no te lo ha permitido.
Cuando lo termines, racionaliza y siente, desde un punto de vista emocional, si de verdad quieres hacer cada una de las cosas que has escrito. Y, si es así, hazlas.
Vive y contagia tus ganas de vivir a los demás.
Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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