Instructores de vivencias en positivo
…y no podrás hacer nada para evitarlo.
Si ya has aceptado que vas a tener críticas y que no vas a gustar a todo el mundo, puedes dejar de leer lo que sigue.
Si has decidido seguir leyendo puede que te hayas preguntado en muchas ocasiones por qué hablan mal de ti.
Muchas veces nos permitimos hacer ciertos juicios de valor sobre personas que apenas conocemos. A nuestro cerebro le encanta poner etiquetas…aun antes de conocer lo que etiqueta.
Debemos luchar contra esa tendencia de nuestro cerebro cada vez que sintamos esa tentación.
Si analizamos la expresión “juicio de valor” descubriremos que se trata de algo extraordinariamente subjetivo.
Cuando realizan una valoración sobre nuestra persona puede ser que sea negativa y nos molesten las críticas vertida; pero también puede ser positiva y tampoco estaremos cómodos porque no sabemos cómo gestionar los halagos.
Por eso, porque no vas a poder evitar que la gente hable de ti, vas a tener que aprender a gestionar las críticas y los elogios.
Lo primero que debemos asumir, y cuanto antes mejor, es que no podemos gustar a todo el mundo. Y que pretenderlo sólo te va a llevar a la frustración.
También conviene tener claro que detrás de un juicio de valor hay más información acerca de la persona que lo emite que de la persona a la que se refiere.
Y si no, piensa lo que suele ocurrir en los ambientes de trabajo. Cuando una persona hace algo digno de mención, el resto se puede sentir mal por no haber sido capaz de hacerlo y pueden empezar a pensar las razones por las que no dieron el paso.
Esto hace descubrir muchos miedos y creencias limitantes que aparecen de repente y, cuando uno no sabe cómo manejar sus miedos, le sale de forma automática las críticas al prójimo que sí supo hacerlo.
La intención es simple: como yo no puedo llegar hasta donde está el otro por mis miedos y limitaciones, lo desacredito para tratar de ponerlo a mi altura.
Deberías de valorar muy bien si te conviene estar cerca de personas que sólo se dedican a desacreditar a los demás.
¿Crees que puedes ponerte en el lugar de la persona sobre la emites tus críticas? ¿Podrías decirme con sinceridad que te calzas sus zapatos sin problemas, que conoces y comprendes todas sus circunstancias?
Nadie tiene tanta capacidad de empatía.
Entonces, si comprendemos ya que las críticas hablan más del emisor que de nosotros mismos, ¿por qué nos siguen afectando tanto?
Porque seguimos, en el fondo, queriendo gustar a todo el mundo.
Debemos de trabajar en nuestro interior la idea de que, si no gustamos, no es un problema de lo que somos sino de la escala de valoración del otro.
Lo que está claro es que no vamos a poder gustar a nadie si antes no nos gustamos a nosotros mismos. Y ahí no podemos hacer trampa porque conocemos perfectamente cómo somos. Tenemos que gustarnos como lo que somos, sin pretender ser otra cosa distinta.
Nuestro diálogo interior influye mucho en nuestra autoimagen. Recuerda que según sea tu forma de hablarte, así serán tus sentimientos, tus acciones y tus resultados.
¿Cómo no van a hablar mal de nosotros los demás si ni siquiera nosotros mismos somos capaces de tratarnos con el debido respeto?
¿Por qué aceptas las palabras de los demás como tuyas cuando no lo son, cuando sólo están hablando de ellos mismos? Son su mierda, déjasela ahí para que la recoja.
Puede ser que veas más fácil la teoría que la práctica en este asunto.
Si es así, te propongo que escribas en un papel quién eres de verdad y cuáles son tus cualidades o defectos. Cuando te digan algo que no se encuentra en esa lista, recuerda que no es algo tuyo, que no están hablando de ti.
Aunque debas respetar cualquier opinión, no tienes que aceptarlo todo.
No dejes nunca que el ruido exterior apague tu melodía interna.
Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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