Instructores de vivencias en positivo
Paz Velasco es abogada y criminóloga. Es profesora en la Universidad Internacional de Valencia y ha colaborado con multitud de medios de comunicación. Su libro “Criminal-mente” es un éxito de ventas y acaba de publicar “Homo criminalis” que seguro que tendrá, si no el mismo, más éxito aún.
En “Homo criminalis” se aborda la evolución de la conducta violenta inherente al ser humano y cómo éste se ha adaptado a lo largo del tiempo a los desarrollos tecnológicos y científicos a lo que ha asistido.
Desde su nacimiento, nuestra especie ha vivido entre asesinos y, desde siempre, estos asesinos se han valido de la tecnología disponible para perpetrar sus crímenes.
Todo el mundo, en determinadas condiciones, sería capaz de matar. Eso no quiere decir que todo el mundo pueda llegar a asesinar, a convertirse en un asesino.
En situaciones de amenaza o estrés extremo, para sobrevivir o evitar el daño sobre un ser querido, podemos llegar a sacar nuestro rasgo innato de agresividad que nos ha permitido sobrevivir como especie hasta el día de hoy.
Pero la violencia no es esto. La violencia es una conducta que se aprende por imitación, observación y por una serie de características endógenas al sujeto.
Por lo tanto, no todo el mundo puede llegar a ser un asesino pero todo el mundo puede mostrar una conducta agresiva.
Luego tendríamos a los asesinos en serie: sujetos que matan a dos o más personas en momentos temporales diferentes y en diferentes escenarios. Existe, entre un crimen y otro, un periodo de enfriamiento en el que el sujeto vuelve a la normalidad psicológica tras obtener el poder, el sadismo o la satisfacción sexual buscada.
Como las motivaciones de los asesinos en serie son necesidades humanas, siempre han existido este tipo de asesinos a lo largo de la historia.
Otra cosa es que, académicamente, se empezara su estudio criminal a finales del siglo pasado con el desarrollo de las ciencias de la conducta y de la mentalidad criminal.
No podemos olvidar, sin embargo, que debemos definir al asesino en serie dentro de su entorno social, cultural e histórico.
Las parafilias no son patológicas en sí. Las parafilias se convierten en algo patológico si dichas conductas son las únicas con las que el sujeto obtiene gratificación sexual.
Dentro de las parafilias, que son muy extensas, las hay legales e ilegales. Hoy en día, ya no tienen el concepto de perversión ni de trastorno mental y se han normalizado en cierto modo. Además, gracias a los avances tecnológicos, están al alcance de un “click”.
Apúntate a este café y descubre la violencia inherente a nuestra especie.
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