Instructores de vivencias en positivo
Jesús Alonso fue uno de mis mentores hace unos pocos años y me quedó mucho que aprender de él. Ayuda a los demás a conseguir sus sueños a través de su faceta de mentor, profesor y conferenciante. Además, tiene una dilatada carrera como emprendedor e inversor en serie.
El concepto de emprender, que hoy es bastante común, hace no demasiados años parecía algo cercano a la ciencia ficción.
Las cosas afortunadamente han cambiado para bien pero, no hace demasiado, emprender era una aventura con no pocos riesgos muy reales. Algo no muy distinto a ponerse una soga alrededor del cuello.
Hoy existen muchas más ayudas económicas institucionales para destinar al fomento del emprendimiento.
Y el ecosistema que ha surgido alrededor es mucho más rico: hay aceleradoras de negocios, fondos de capital riesgo y business angels dispuestos a invertir en semillas de negocios: poco más que una servilleta de bar manchada de tinta.
En la actualidad hay muy pocas maneras de invertir con un mínimo de rentabilidad sin asumir grandes riesgos.
El riesgo es especialmente alto a la hora de invertir en empresas de muy reciente creación ya que la mayoría de ellas no despegarán nunca. Ahora, cuando das con la que sí lo hace, la rentabilidad que obtienes es estratosférica y compensa la falta de éxito del resto.
Uno de los problemas de acertar a la primera en tema de inversión es que te confías y te dejas seducir por el efecto narcótico del éxito. Lo que puede poner en peligro tus futuras inversiones.
La primera noción clave, en todos los aspectos de la vida, es que debes hacer aquello que amas y no lo que odias. Es algo obvio.
Sin embargo, en el ámbito del emprendimiento, no basta con dedicarte a lo que amas sino que debes de luchar y sudar la camiseta hasta el extremo para salir adelante.
Por lo tanto, emprender es muy, muy duro. Existe una cierta tendencia a hacernos ver que no lo es, que es algo fácil y que no requiere más esfuerzo que evitar que la arena de la playa paradisíaca ensucie tu portátil. Pero no es cierto: emprender es un trabajo agotador y tienes que estar muy comprometido para salir con éxito de la aventura.
Por lo tanto, y en contra de lo que pregona esta tendencia, no todo el mundo puede emprender.
No todo el mundo tiene las habilidades y capacidades necesarias para emprender.
Tampoco conviene lanzarse al emprendimiento arriesgando todos los ahorros familiares sin antes haber validado la idea de negocio con un producto mínimo viable que te demuestre que el mercado muestra un mínimo de interés. De lo contrario sería cometer un suicidio financiero.
Emprender de la manera que se emprende, es perjudicial para las relaciones de pareja porque se deben de pagar grandes peajes. A no ser que realicen un trabajo específico sobre el asunto.
Apúntate a este café para descubrir si tienes alma para emprender.
Será un placer acompañarte desde la Tribu “INVIVEN”. Recuerda que, si no quieres conformarte con las migajas, puedes matricularte en la formación online “INVIVEN “(Instructores de Vivencias en Positivo) que cuenta con el aval de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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